Hecho No. 22.

El legado armenio-persa se remonta a la antigüedad.

Sea que el nombre resulte en Media, Persia o Irán, sea que el régimen resulte el de Achaemenids de los siglos VI-IV a.C., o luego los Partos o Sasánidas, la Dinastía Safavid en tiempos medievales y modernos, los Qajar, o la actual República Islámica, los armenios y el pueblo persa comparten una antigua conexión que se tiene sus raíces en parte por su proximidad geográfica, pero también por una cultura compartida, muchos elementos entrecruzados a través de los montes Elburz, el río Arax y el lago Urmía a través de los milenios.

La interacción en el pasado lejano era entre reyes y emperadores y entre sacerdotes con prácticas similares de adoración. A pesar de que la dinámica cambió cuando los armenios adoptaron el Cristianismo en el siglo IV a.C. y el Islam se expandió más lejos al sur un par de cientos de años más tarde, vastas áreas habitadas por armenios a menudo continuaron siendo gobernadas o influenciadas por los sha vecinos.

Las acciones de un gobernante en particular, el Sha Abbas I, llevó a la formación de la distintiva comunidad moderna armenio-persa o armenio-iraní. Una política de destrucción masiva en las fronteras durante la guerra con el Imperio Otomano en 1604, resultó en la deportación masiva de los armenios de Julfa en Nakhichevan (una región que hoy es parte de la República de Azerbaiyán, en el límite con Armenia y noroeste de Irán). Los armenios fueron relocalizados en la entonces capital, Isfahan, que retiene el corazón de la herencia armenio-persa en el Barrio Armenio de Nor Jougha – o Nueva Julfa, nombrado por la antigua ciudad.

Es Teherán, la actual capital, la que ostenta el mayor número de armenios en Irán hoy, aunque la presencia armenia en las regiones noroeste del país se remonta a mucho más atrás. De hecho, las iglesias armenias y monasterios de San Tadeo, San Esteban y la capilla en Dzordzor forman parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en Irán. Continúan siendo visitados como sitios de peregrinaje.

A través de los siglos de historia, las contribuciones armenias a Irán van desde el comercio a las artesanías, a la cultura, educación e incluso política. Los armenios estuvieron involucrados, por ejemplo, en la Revolución Constitucionales Iraní de 1905-1911. A pesar de que hoy Irán es percibido como un régimen estricto, los armenios de aquel país pueden ser considerados como una comunidad privilegiada –una protegida minoría cristiana de la República Islámica- con sus propias representaciones y buen clima para mantener su religión y cultura en grado sustancial.

Sea el maestro Loris Tjeknavorian y sus contribuciones al mundo de la música clásica o la estrella de ritmo pop Andy, los armenios de Irán ofrecen un amplio rango de reconocida contribución al público iraní. Más recientemente, Andranik Teymourian jugó por la selección de fútbol nacional iraní durante la Copa Mundial de 2014 en Brasil. Anteriormente, habiendo capitaneado el equipo durante un partido contra Bielorrusia, se convirtió en el primer cristiano en tener ese rol.

Aún con mucha emigración desde la revolución de 1979, la herencia armenio-persa es bastante fuerte –no resultando sorprendente luego de cuatrocientos años de tradición. Resulta más marcado en un particular acento o dialecto del idioma. Los Parskahyes o los armenios persas han mantenido su propia distinción, aparte de los armenios otomanos y sus descendientes, y aparte de aquellos armenios que tienen sus ancestros en el Imperio Ruso y la Unión Soviética.

Referencias y otras fuentes

1. George Bournoutian. A History of the Armenian People, Volume 2: 1500 A.D. to the Present. Mazda Publishers, 1994, pp. 27-41
2. Houri Berberian. Armenians and the Iranian Constitutional Revolution of 1905-1911. Westview Press, 2001
3. A. Amurian and M. Kasheff. “Armenians of Modern Iran”, Encyclopædia Iranica, Vol. II, Fasc. 5, 1987, pp. 478-483
4. UNESCO World Heritage List. “Armenian Monastic Ensembles of Iran”
5. Wikipedia: “Iranian Armenians”
6. Wikipedia: “Andranik Teymourian”